#ElPerúQueQueremos

FUENTE: mancunion.com

Brexit: Reflexiones y consecuencias

El verdadero fracaso es la elección de la desunión y de la xenofobia en una época que necesita aún más unidad y cooperación

Publicado: 2016-07-13

El horror. El 23 de junio se convirtió en un día de shock total cuando el Reino Unido votó a favor de salir de la Unión Europea. Un silencio estupefacto para todos quienes, como yo, no tomaron la decisión en serio. Pensábamos que sólo los racistas y los ancianos iban a votar “Vámonos”. Nos despertamos con vídeos de Nigel Farage, el líder de UKIP, celebrando el fracaso de la unidad a su manera, populista e inflamatoria. El Primer Ministro anunció casi inmediatamente su renuncia. La libra esterlina cayó un 15%. Silencio estupefacto.

La reacción en los medios sociales era previsible. Primero: Enfado. Indignación contra la “estupidez” de la nación, la victoria del racismo y del antiintelectualismo. Rabia contra una campaña de mentiras totales (“tendremos 10.000 millones más para nuestro sistema de salud”) llevada exitosamente frente al sistema actual.

Después: Defensa matizada de los que votaron “Vámonos”. Seamos justos, hay grandes partes de Inglaterra y Gales que permanecieron ignoradas durante años. Aunque Londres se vuelve cada vez más exitosa gracias a la Unión Europea, muchas áreas, sobre todo en el Norte, no recibieron la misma ayuda o la misma atención del gobierno del Reino Unido. Se volvieron menos ricos, menos educados y se sentían menos conectados con el sistema político. Elegir la opción “racista” fue un grito de protesta para mucha gente, a la cual nadie le explicó jamás los beneficios de la UE. Dijeron “estamos hartos del sistema”.

Como siempre en la historia de Europa, el ascenso de un movimiento xenófobo se explica por las condiciones socioeconómicas de los descontentos. Lo trágico es que el voto sólo sirvió para ampliar la separación y agitar el conflicto entre los jóvenes bien educados, privilegiados, y los que crecieron sin las mismas oportunidades, sin la misma educación. El “voto Brexit” subrayó que algo falla gravemente en la sociedad inglesa.

La desesperación de la nación se fortaleció al observar la renuncia de los dos líderes del “Vámonos”: Nigel Farage y Boris Johnson, quién rechazó postular al liderazgo del partido Conservador. Nos dejaron la sensación amarga de que ninguno de ellos tenía un plan: no pensaban que iban a ganar, sino solamente que su popularidad política iba a crecer. No prepararon las etapas siguientes. Johnson manipuló a la nación para incrementar su prestigio personal; irónicamente, fracasó cuándo su campaña triunfó.

Nadie conoce las consecuencias del “Brexit” para el Reino Unido. Aún no fue activado el Artículo 50 del Tratado de Maastricht, que iniciará un periodo de 2 años para negociar las condiciones de salida de la UE. En este momento, cabe destacar varios temas:

• Hay 2 millones de inmigrantes europeos en el Reino Unido y el mismo número de británicos en Europa. Una solución pragmática no desplazará a todas esas personas.

• La seguridad del Reino Unido no cambiará: ya no formaba parte del acuerdo Schengen, que permite la libre circulación de personas. Nunca ha sido posible que migrantes indocumentados entren en el Reino Unido.

• El Reino Unido necesita acceder al mercado único europeo. Tendrá que negociar las condiciones de acceso, pero ya la UE ha afirmado que no habrá acceso al mercado sin aceptar también la libre circulación de servicios, ergo, de personas. Entonces, es una victoria vacía para los “Vámonos”.

• Con el acceso al mercado único, que es imprescindible para el Reino Unido, éste seguirá estando regido por las reglas y estándares de la UE. No se libra de cumplir con las leyes europeas, pero ya no tiene la posibilidad de influir en el desarrollo y contenido de esas leyes.

• El Reino Unido sigue regido por la Convención Europea de Derechos Humanos, y permanece bajo la jurisdicción de la Corte Europea de Derechos Humanos. Estaría muy sorprendido (y decepcionado) si el Reino Unido saliera de la Convención, y los grilletes políticos son tales que sería muy improbable. Incluso si sale de la CEDH, no hará un vacío legal en cuestiones de derechos humanos, debido a la naturaleza del derecho inglés. La “common law” absorbe y asimila la ley europea desde los años 70: los derechos humanos europeos ya forman parte de la ley nacional británica, aunque el Reino Unido salga de la Unión y de la Convención.

• La idea de que ya estamos realmente separados de la UE es poco realista. Vivimos en un mundo globalizado, aunque el “voto Brexit” representa un rechazo violento de la globalización a nivel local. Finlandia, Suiza, Mónaco, no forman parte de la UE, pero tienen acuerdos inteligentes con la UE, que funcionan bien. Hay muchas posibilidades para el Reino Unido, y la más probable es la realización de un cuerpo de acuerdos bilaterales con la Unión que, al fin y al cabo, se asemejarán a su situación actual en la UE. El Reino Unido tendrá que pagar para acceder al mercado, lo que no es preocupante porque ahora no tendrá que contribuir billones al Fondo Europeo de Desarrollo Regional.

• Dos detalles negativos son, primero, la posibilidad de un impuesto a la importación (que subiría los precios en el Reino Unido) y, además, la pérdida del estatus de Londres como centro financiero europeo. Londres es muy atractivo porque ofrece una plataforma financiera con acceso fácil a la Unión Europea y tasas corporativas muy bajas (20%). Pero ahora tal vez no representará una entrada fácil a Europa para las multinacionales y bancos extranjeros. Creo que podremos observar una deslocalización de capitales hacia París y Frankfurt, todavía ejes financieros verdaderamente europeos.

• Finalmente, hay la cuestión de otros referéndums. Es casi seguro que Escocia votará de nuevo para separarse del Reino Unido. Escocia votó enfáticamente a favor de permanecer en la UE, y de varias maneras es ya un país más europeo que Inglaterra. Separarse de Inglaterra en 2014 hubiera dañado a Escocia, pero perder la UE sería aún más dañino.

• Desafortunadamente, el Brexit dio apoyo a la ola de nacionalismo que crece actualmente en Europa. Si Francia y Holanda, bastiones de la extrema derecha, tienen referéndums exitosos, podríamos ver el principio de la desunión de Europa.

El Brexit no será un desastre económico, y creo que el Reino Unido protegerá los derechos humanos -sociales y económicos- incorporados en nuestras leyes a través de la Unión Europea. El verdadero fracaso es la elección de la desunión y de la xenofobia en una época que necesita aún más unidad y cooperación. Me siento profundamente avergonzado de la idea intolerable de una Inglaterra “fuerte, como en los buenos viejos tiempos”, una Inglaterra por encima de los otros, que se permite ignorar el sufrimiento de millones de refugiados cuyos países ayudamos a destruir, una visión tan popular que fue apoyada, o al menos no rechazada, por el 52% de la población.

Las causas de estas creencias son tristes, como he mencionado, pero no daré ninguna excusa para el racismo. Su papel en el voto fue irrefutable. La generación mayor votó a favor del “Vámonos”, mientras que la generación joven quiso afirmarse como europea. Somos europeos. No queremos perder esta parte de nuestra identidad. No hubo un verdadero argumento contundente, lógico, sabio para salir. Como siempre, las generaciones más jóvenes tendrán que vivir y corregir los errores de la generación mayor.


Escrito por

COMISEDH

COMISEDH es una asociación civil sin fines de lucro, con más de 40 años de experiencia en la defensa de los derechos humanos en el Perú.


Publicado en

COMISEDH, Comisión de Derechos Humanos

Espacio de opinión (no necesariamente institucional) de los integrantes, colaboradores y amigos de COMISEDH.