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Mujer valiente

Breve historia de Ysabel Rodríguez Chipana, una mujer excepcional

Publicado: 2018-03-09

Ysabel Rodríguez Chipana nació en Quinrapa-Erapata (Huanta-Ayacucho). Manuela Chipana, su madre, mantuvo a todos sus hijos sola, ya que había quedado viuda a temprana edad. Ysabel tuvo tres hermanas y dos hermanos, todos vivían en una hacienda y realizaban sus labores ahí. Ella, al igual que sus hermanos, servía al hacendado. Su vida en la hacienda constaba en realizar labores como el pastoreo de cabras, crianza de animales, cosecha, etc. Para el hacendado era lo mejor, se le daba lo mejor de la cosecha, la mejor cría del corral y los mejores frutos; ellos realizaban sus labores sin recibir ningún tipo de remuneración, pues como todo pago los patrones les daban el usufructo de una pequeña chacra donde tenían su casa.

Manuela era una mujer quechua-hablante analfabeta. Pero, al darse cuenta de la explotación que era objeto, decidió organizar a los campesinos dentro de la hacienda para luego organizar a otros campesinos de las haciendas vecinas, con la finalidad de realizar un reclamo ante el presidente Juan Velasco Alvarado. Así, decidió decir ¡basta! al maltrato del hacendado y luchar por sus derechos; ella estaba dispuesta a decir ¡basta a los abusos!

La madre de Ysabel también estuvo en las grandes movilizaciones de campesinos y campesinas de la época; fue una de las pocas mujeres valientes y fuertes que decidieron ir caminando hasta Palacio de Gobierno para reunirse con el presidente Velasco, con la finalidad de exigir el respeto a sus derechos. El 24 de junio de 1969 el presidente Velasco promulgó el Decreto Ley Nº 17716 dando inicio al proceso de la reforma agraria, acabando con el poder de los hacendados.

Manuela Chipana, una líder innata, perteneció a la Confederación Campesina del Perú y estuvo en la colocación de la primera piedra de la construcción de la Casa del Campesino en Ayacucho. Ysabel Rodríguez vio cómo su madre luchaba por sus derechos, eso fue la mayor enseñanza y ejemplo que ella obtuvo.

Ysabel es madre de cuatro hijos, vendedora de tunas y alfalfa, cría cerdos y cuyes, tejedora, mujer quechua-hablante andina peruana. Ella decidió no ir a pastar cabras sino ir a la escuela para poder terminar sus estudios; terminó la primaria a escondidas. Todos los días se levantaba a las 4 a.m. a realizar sus labores domésticas, pero la noche anterior dejaba el uniforme de su escuela en la parte trasera de su casa. Antes de salir a pastar a las cabras, Ysabel metía en una mantita sus cuadernos, salía de su casa con dirección al campo, dejaba sus cabras al cuidado de su perro y se iba corriendo a la escuela, regresaba al medio día a recoger a sus cabras para retornar a su casa. Mientras su madre dormía en las noches, Ysabel hacía su tarea bajo la luz de un mechero.

Ysabel Rodríguez recuerda que en su salón asistían más niños que niñas. Según el INEI en el 2006, en el área rural a nivel nacional el 41.3% de niñas terminaron el sexto grado de primaria en edad normativa, luego de 10 años en el 2016, aumentó la cifra a 59.9%.

Ysabel no realizó educación secundaria; aunque ella tenía como objetivo aprender, era consciente que su mamá no la iba a matricular para una educación superior. Según el INEI, incluso hoy sólo el 33.1% de niñas en el área rural del país logra terminar la secundaria a los 16 años. Los motivos por los cuales las mujeres no logran terminar su educación colegio son diferentes: lejanía de las escuelas secundarias a las comunidades, embarazos precoces (en muchos casos, por violación) o la preferencia que las familias rurales dan a los hijos varones para que estudien, preferencia que carga de trabajo y responsabilidades a las hijas mujeres.

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Desde la niñez de Ysabel, como sociedad nuestro país no ha cambiado mucho; seguimos manteniendo costumbres discriminatorias estructuradas dentro de la sociedad y las familias. A las niñas rurales se les enseña a realizar labores domésticas y a los niños a trabajar para "mantener la familia"; se prefiere que el niño se eduque y que la niña se quede en casa. Debemos comprender que, como decía Mahatma Gandhi, "quien educa a un hombre educa a un individuo, pero quien educa a una mujer educa a un pueblo". La educación es el factor más importante para el desarrollo de un país; educar a las niñas a que tienen las mismas oportunidades y los mismos derechos que los niños por ser personas, enseñarles a que niñas y niños tienen una voz cada uno por igual y esta debe ser escuchada.

Actualmente, Ysabel Rodríguez Chipana, es una mujer valiente y empoderada, ha vivido muchas cosas, pero lo peor fue durante el período de conflicto armado interno que sufrió el Perú. Ella denunció el mes anterior que, en 1988, fue violada sexualmente por el entonces capitán EP Daniel Urresti Elera. Durante la conferencia de prensa, Ysabel hizo un llamado a todas las mujeres que habían sufrido algún tipo de violencia. Ella les dijo:

“Me dirijo a ustedes, mujeres de todos los confines; no hay que permanecer calladas, tanto ustedes como yo hemos sufrido violaciones por los militares. Ellos eran hombres con mucho poder, eran hombres ilustrados, que aprovechando de nuestra humildad nos pegaron, nos torturaron, nos violaron [...] Señoras, tenemos que defender nuestros derechos, debemos pedir justicia, también para nosotras tiene que haber justicia. Hagamos valer nuestros derechos, hagamos que se nos respeten los mismos.

Les pido a todas ustedes dejar de lado la vergüenza, dejar a un lado las habladurías de la gente, los dichos de la gente pueden ser venenosos y hacer mucho daño. Ellos no han vivido lo que nosotras hemos vivido, ¿acaso ellos saben lo que nosotras sabemos? ¡A ellos no les pasó lo que a nosotras sí nos pasó! Y a aquellas mujeres que, siendo mujeres como nosotras, hablan mal contra nosotras y dicen que nuestro reclamo es por dinero, que sólo caminamos por dinero, les digo claramente ¡que mi lucha no es por dinero, a mí no me importa el dinero!

Señoras, a todas ustedes que son mujeres como yo, campesinas como yo, ronderas como yo, les pido que no se queden calladas. No tienen por qué quedarse calladas. ¡Señoras, debemos hacer respetar nuestros derechos!”.


Escrito por

COMISEDH

COMISEDH es una asociación civil sin fines de lucro, con más de 40 años de experiencia en la defensa de los derechos humanos en el Perú.


Publicado en

COMISEDH, Comisión de Derechos Humanos

Espacio de opinión (no necesariamente institucional) de los integrantes, colaboradores y amigos de COMISEDH.